¨La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos (EG 183)¨
Revista de misionología
Edición Hispanoamericana
Fotografia por: © Jozef Gwozdz SVD
Co-editan:
-Congregacion de la Providencia
-Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús
-Sociedad Salesiana en el Ecuador
Fotografia por: © Heinz Helf SVD
Fotografia por: © Jozef Gwozdz SVD
Archivo de la revista
Indices de la revista
Mensaje del Santo Padre Francisco para la XCIV Jornada Misionera Mundial que
se celebra el domingo 18 de octubre de 2020
«Aquí estoy, mándame» (Is 6,8)
Queridos hermanos y hermanas:
… En este año, marcado por los sufrimientos y desafíos causados por la pandemia del
covid-19, este camino misionero de toda la Iglesia continúa a la luz de la palabra que
encontramos en el relato de la vocación del profeta Isaías: «Aquí estoy, mándame»
(Is 6,8). Es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: « ¿A quién enviaré?»
(ibíd.). Esta llamada viene del corazón de Dios, de su misericordia que interpela tanto a
la Iglesia como a la humanidad en la actual crisis mundial. «Al igual que a los
discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos
cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al
mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos
necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos
discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38),
también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino
sólo juntos» Estamos realmente asustados, desorientados y atemorizados… La misión
que Dios nos confía a cada uno nos hace pasar del yo temeroso y encerrado al yo
reencontrado y renovado por el don de sí mismo.
En el sacrificio de la cruz, donde se cumple la misión de Jesús (cf. Jn 19,28-30), Dios
revela que su amor es para todos y cada uno de nosotros (cf. Jn 19,26-27). Y nos pide
nuestra disponibilidad personal para ser enviados, porque Él es Amor en un movimiento
perenne de misión, siempre saliendo de sí mismo para dar vida. Por amor a los hombres,
Dios Padre envió a su Hijo Jesús (cf. Jn 3,16). Jesús es el Misionero del Padre: su
Persona y su obra están en total obediencia a la voluntad del Padre (cf. Jn 4,34; 6,38;
8,12-30; Hb 10,5-10). A su vez, Jesús, crucificado y resucitado por nosotros, nos atrae
en su movimiento de amor; con su propio Espíritu, que anima a la Iglesia, nos hace
discípulos de Cristo y nos envía en misión al mundo y a todos los pueblos.
«La misión, la “Iglesia en salida” no es un programa, una intención que se logra
mediante un esfuerzo de voluntad. Es Cristo quien saca a la Iglesia de sí misma. En la
misión de anunciar el Evangelio, te mueves porque el Espíritu te empuja y te trae». Dios
siempre nos ama primero y con este amor nos encuentra y nos llama. Nuestra vocación
personal viene del hecho de que somos hijos e hijas de Dios en la Iglesia, su familia,
hermanos y hermanas en esa caridad que Jesús nos testimonia…
… La Iglesia, sacramento universal del amor de Dios para el mundo, continúa la misión
de Jesús en la historia y nos envía por doquier para que, a través de nuestro testimonio
de fe y el anuncio del Evangelio, Dios siga manifestando su amor y pueda tocar y
transformar corazones, mentes, cuerpos, sociedades y culturas, en todo lugar y tiempo.
La misión es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios, pero podemos
percibirla sólo cuando vivimos una relación personal de amor con Jesús vivo en su
Iglesia. Preguntémonos: ¿Estamos listos para recibir la presencia del Espíritu Santo en
nuestra vida, para escuchar la llamada a la misión, tanto en la vía del matrimonio como
de la virginidad consagrada o del sacerdocio ordenado, como también en la vida
ordinaria de todos los días? … Esta disponibilidad interior es muy importante para
poder responder a Dios: “Aquí estoy, Señor, mándame” (cf. Is 6,8). Y todo esto no en
abstracto, sino en el hoy de la Iglesia y de la historia…
La celebración la Jornada Mundial de la Misión también significa reafirmar cómo la
oración, la reflexión y la ayuda material de sus ofrendas son oportunidades para
participar activamente en la misión de Jesús en su Iglesia…
Que la Bienaventurada Virgen María, Estrella de la evangelización y Consuelo de los
afligidos, Discípula misionera de su Hijo Jesús, continúe intercediendo por nosotros y
sosteniéndonos.
FRANCISCO
Para contactarnos no dude en llamar al (593 2) 2908521 EC o escribrir a nuestro correo spiritus.ec@gmail.com o facebook
Fotografia por: © Jozef Gwozdz SVD
© 2020, Spiritus, Todos los derechos reservados